Pater ex Marulla

Según muestran sus epigramas -única fuente de información sobre su vida- Marco Valerio Marcial debió nacer entre los años 38 y 41 d.C. en la ciudad de Bílbilis, poblada por los lusones, población de origen celtíbero pero muy romanizada ya entonces. Quizá allí comenzase una esmerada educación que debió completarse en alguna de las grandes ciudades circundantes, como Caesaraugusta o Tarraco, donde enseñasen retórica.

Pertrechado con esos conocimientos intentó buscar suerte en Roma, a donde se trasladó en el año 64 para permanecer allí casi hasta su muerte. Aunque no declara explícitamente sus propósitos, no es difícil imaginar los atractivos de la Urbs para un escritor novel y las dificultades de escribir en la apartada Hispania. Sus comienzos sin duda fueron muy duros y siempre buscando la protección de algún patrono, como la familia cordobesa de los Aneos -de los que destacan el filósofo Séneca y el poeta Lucano- u otros tras el desgraciado final de éstos en el año 65; con el tiempo llegó incluso a gozar del favor de los emperadores Vespasiano, Tito y Domiciano, que lo privilegiaron con exenciones fiscales por familia numerosa y el tribunado, lo que le garantizaron su condición de caballero. No obstante, en alguna ocasión se queja Marcial de no poder disfrutar de un ocio consagrado enteramente a la creación literaria como Horacio o Virgilio unas generaciones antes, y nos dice que tuvo que compaginarla con el trabajo en el templo de Diana y sus obligaciones con diversos patronos. Su Liber spectaculorum, la obra más antigua de las que se conservan de este autor, celebra los actos de inauguración del Coliseo, presididos por Tito en el año 80. Sus Epigramas posteriores (86-102) abarcan doce volúmenes que incluyen los más de 1.500 poemas breves en los cuales se basa su fama. Los epigramas, de métrica y estrofa variable, atacan las debilidades universales, aunque en su mayoría están dirigidos a un individuo, real o imaginario, y marcados por una visión cínica de la naturaleza humana y un ingenioso y mordaz giro de la frase. Unos lamentan la mezquindad de los patronos, otros piden préstamos o favores; los dirigidos al emperador Domiciano parecen artificiales e intencionadamente halagadores. Muchos reflejan la brillante vida romana, y en ellos se pone de manifiesto la admiración de Marcial por el heroísmo del pueblo romano en los días de la República, el afecto hacia los propios amigos y su amor por la vida campestre. La mordacidad de su obra sentó las bases del epigrama moderno.

Su compromiso con Domiciano, después del violento final de éste, seguramente provocó suspicacias y recelos en los nuevos gobernantes Nerva y Trajano y la obligada necesidad de regresar, por precaución, a su Bílbilis natal en el año 98. A esto se añadía cierto cansancio de la vida clientelar. Allí aún pudo escribir su último libro de epigramas. Sabemos por una carta de su amigo Plinio el Joven que murió alrededor del año 104, protegidopor la acaudalada Marcela y debatiéndose entre la tranquilidad de su retiro y la nostalgia de Roma.

Marcial no es un gran poeta comparable a Virgilio u Horacio, pero tuvo el gran mérito de estar en el lugar apropiado y de tratar los temas apropiados. Nadie le discute su calidad como compositor de epigramas, género en el que sin duda fue el mejor. Elegir un poema totalmente representativo de su obra entre los muchisimos que de él conservamos sería imposible. El que he elegido, más o menos al azar, trata uno de los temas que más le interesaban, la infidelidad, pero analizada desde la perspectiva del marido cornudo que no reconoce que ha sido engañado, no en uno, sino en siete hijos que pasan por suyos.

Desde esta modesta página nos unimos a los actos conmemorativos del decimonono aniversario de su muerte.

 

Pater ex Marulla, Cinna, factus es septem
non libererorum: namque nec tuus quisquam
nec est amici filiusve vicini,
sed in grabatis tegetibusque concepti
materna produnt capitibus suis furta.
Hic qui retorto crine Maurus incedit
subolem fatetur esse se coci Santrae.
At ille sima nare, turgidis labris
ipsa est imago Pannychi palaestritae.
Pistoris esse tertium quis ignorat,
quicumque lippum novit et videt Damam?
Quartus cinaeda fronte, candido voltu
ex concubino natus est tibi Lygdo:
percide, si vis, filium: nefas non est.
Hunc vero acuto capite et auribus longis,
quae sic moventur ut solent asellorum,
quis morionis filium negat Cyrtae?
Duae sorores, illa nigra et haec rufa,
Croti choraulae vilicique sunt Carpi.
Iam Niobidarum grex tibi foret plenus
si spado Coresus Dindymusque non esset.
Epigramas
, 6, XXXIX.

 

Cinna, Marulla te ha dado siete hijos, pero ninguno de ellos es legítimo, porque ninguno es hijo tuyo, ni siquiera de un amigo o un vecino, sino que, concebidos en camastros o esteras, delatan con sus rasgos las veleidades de su madre.
Éste de rasgos moros, que tiene cabellos ensortijados, va declarando a las claras que es hijo del cocinero Santra. Aquel, de achatada nariz y gruesos labios es la viva imagen del luchador Panicio.
¿Como puede ignorar que el tercero es obra del panadero cualquiera que a diario vea al legañoso Damas? El cuarto con su frente de vicioso y su pálida tez te ha nacido de tu favorito Ligdo. Puedes acostarte con tu hijo si lo deseas, no sería incesto. ¿Quien negaría que éste de cabeza afilada y largas orejas, que se mueven como las de los burros, es hijo del bufón Cirta? Las dos niñas, una morena, pelirroja la otra, son hijas de Croto el flautista y del granjero Carpo. Podrías tener un rebaño completo de esclavos si Coreso y Díndimo no estuviesen capados.

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